top of page

BIENVENIDO A NUESTRO

RINCÓN DE PADRES

​

Familia feliz

MATRICULACIÓN PARA EL PRÓXIMO CURSO

Se puede realizar por Internet con el código recibido a través de iPasen iANDE,con ayuda de este tutorial

emoji%20ventana%20sonrisa_edited.jpg

Información para familias de alumnado 1º ESO

 Presentación con información de bienvenida a las familias de nuestro nuevo alumnado

Recomendaciones para

familias en el confinamiento

Cómo mejorar la comunicación

con nuestros/as hijos/as......

En estos tiempos de convivencia intensa

​

 

¿Qué hacer para que los comportamientos “buenos” de tu hijo/a se mantengan y aumenten? ¿Qué premios son los más efectivos para ellos? ¿Qué podemos hacer para que el mal comportamiento desaparezca? Cuando castigas a tu hijo, ¿éste sigue ofreciendo la conducta negativa? ¿Sois capaces de llegar a un acuerdo tu pareja y tú? ¿Y de castigar a vuestro hijo? Y lo más importante... ¿cómo te comunicas y hablas con él/ella?

 

Un adolescente es una persona en desarrollo: está en un momento de evolución, de conocerse a sí mismo, ponerse a prueba, y establecer las bases de lo que es y quiere ser en el futuro. Los padres dejan de ser su centro para centrarse en sí mismo/a, pero eso no significa que no nos necesite. Al revés, se siente más solo/a que nunca, y necesita de unas normas para saberse manejar en este mundo que ahora está explorando por sí solo/a, saber que lo que hace es correcto.

Estas normas no las va a aceptar porque sí en base a la autoridad de los padres, ya no. Las pondrá todas, en tela de juicio, de su juicio, e intentará a toda costa tener razón hasta en lo más inverosímil. Establecer normas ahora es una tarea más difícil que nunca, pero sin ellas, creedme, está perdido/a.

Vamos a desarrollar un poco algunas pautas para poder llevar unas normas, que ahora serán menos, pero razonadas y necesarias, y flexibles en algún momento puntual si la situación lo exige, pero que le servirán al adolescente como pauta, le darán una seguridad de saber que “está haciendo las cosas bien”.

 como cualquier ersona,Vamos a conocer la disciplina inductiva o razonada mediante la cual tratamos de reorganizar la forma de relacionarnos con nuestros adolescentes.

 

Esta forma de disciplina se diferencia de otros dos tipos inadecuados: la forma autoritaria (“porque lo digo yo”) y la negligencia (“haz lo que quieras con tal de que me dejes tranquilo”). El único inconveniente es que no puede imponerse de la noche a la mañana: “Si domas un caballo por medio de gritos, no esperes que te obedezca cuando hables”.

​

 Fallo 1: problemas de comunicación

Antes de empezar conviene que tengas en cuenta dos aspectos: el primero es que debe estar disponible, es decir, que la conversación no siempre tendrá lugar cuando tú lo desees, sino cuando tu hijo lo necesite. Esto es una semilla que hay que plantar y cuidar. El joven irá percibiendo con el tiempo si verdaderamente le escucha, sino está pensando en otra cosa, si tiene prisa o si es capaz de hacer un paréntesis y dialogar. El segundo aspecto es que no sirve de nada utilizar estas técnicas si su conducta dice lo contrario de su discurso. Por ello es importante ofrecer a tu hijo, mediante el diálogo, los principios que deseas inculcar en él y entre los que no debe faltar el cariño o la capacidad de reconocer los errores.

Recomendaciones:

  • Escucha y házselo saber.

  • Entiende sus sentimientos.

  • Resume sus ideas y dale información útil.

  • Elige bien el lugar y el momento adecuados.

  • Usa los mensajes YO.

  • Llegad a un acuerdo parcial.

  • Acuérdate de recompensar.

  • Haz reír y ríete con él.

 

Fallo 2: no cultivar la escucha

  • No inicies la conversación con un juicio previo.

  • Observa lo que estás diciendo y cómo se lo estás diciendo.

  • Asuma una postura activa, inclinándose hacia el interlocutor, colocando su cuerpo frente al del que habla, evita cruzar las piernas o los brazos.

  • Mantén un contacto visual, míralo a los ojos.

  • Realiza gestos y produce indicaciones verbales (“ajá”, “vale”, “lo entiendo”) que indiquen a tu hijo que lo estás escuchando.

  • Resiste las distracciones externas (ruidos, whatsapps, llamadas de teléfono, etc.) y las internas (preocupaciones, prisas…).

  • No interrumpas a tu hijo, déjale hablar.

  • No rechaces lo que su hijo siente.

  • No confecciones soluciones preestablecidas ni precipitadas.

 

 

Fallo 3: no tener la capacidad de empatizar

Empatizar consiste en ser capaces de aceptar que cuando alguien se porta de alguna forma, tiene un motivo, una razón para actuar así.

Resumiendo las ideas y sentimientos que tu hijo te ha transmitido, hazle comprender que lo has entendido, que has estado atento a lo que te decía. Utiliza frases como “si no te he entendido mal…”, “entonces lo que me quieres decir es…”. Parafrasea lo que ha dicho con tus palabras, para asegurarte que captas el sentido de lo que te está intentando transmitir: lo que te cuenta, y lo que entiendes que siente y opina de ello.

 

Fallo 4: no elegir el lugar y momento adecuados

Sin duda este es un aspecto de suma importancia, ya que cualquier habilidad utilizada en una situación inapropiada producirá el efecto contrario al deseado. Podemos establecer unas simples normas:

  • Si vas a criticar o pedir explicaciones espera a estar a solas con tu hijo.

  • Si vas a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas significativas.

  • Párate a pensar si necesitas el apoyo de tu pareja, un psicólogo experto en conducta o su profesor.

  • Si ha comenzado una discusión y ves que se te escapa de las manos y no es el momento apropiado, utiliza frases como: “si no te importa podemos seguir discutiendo esto más tarde”.

 

 

Fallo 5: no hacer uso de los mensajes 'YO'

Esta es la habilidad que más cuesta usar y de la que puedes sacar más beneficios. No le salen las palabras, le da incluso vergüenza porque se siente vulnerable, porque significa abrirse a los demás y cree que esto nos hace débiles. Por regla general, cuando queremos transmitir nuestro disgusto por algo que ha hecho otro, lo acusamos y generalizamos la situación. Es corriente que el mensaje que envías tenga la estructura: “Tú siempre/nunca…”.


Recomendaciones:
a) Concretice: “Cuando tú…, en estos momentos, esta vez ha pasado que…”.

b) Muestre sus sentimientos: “…yo me he sentido…”

c) Explique el porqué de este sentimiento: “…porque…”.

d) Especifique el cambio: “…por eso te pediría que la próxima vez…”

A continuación os presentamos algunos ejemplos de mensajes tú y los respectivos (posibles) mensajes YO. Intenta crear otros mensajes YO.

  • Mensaje TÚ: Siempre haces lo que quieres (llega tarde).

  • Mensaje YO: Has llegado una hora más tarde de lo acordado y me he pasado todo el tiempo preocupado. Por favor, si vas a volver a hacerlo, llama desde donde estés.

  • Mensaje TÚ: Eres un vago (no estudia).

  • Mensaje YO: Pronto serán los exámenes y temo que suspendas, sé que estudiar es una lata, así que te propongo que hagamos un horario…

  • Mensaje TÚ: Jo, ya estás como siempre: de mal humor.

  • Mensaje YO: Cuando estás triste y malhumorada, no sé la causa y me siento impotente, me gustaría que me contases lo que ocurre.

 

 

Fallo 6: no ser capaces de llegar a acuerdos parciales

Esta es otra habilidad que cuesta poner en práctica porque significa ceder, reconocer que los demás, en este caso tu hijo, también pueden tener parte de razón. Y sin embargo es un buen ejemplo que puedes ofrecer a tus hijos: el ejemplo de que somos capaces de reconocer nuestros errores, con lo cual nuestra opinión cobra más importancia. Además bien usado puede conducirle al mismo punto que desea, pero dando la impresión de que ha cedido parte del terreno. Muchas veces ir consiguiendo pequeñas metas respecto a lo que queremos conseguir es mucho más que ser inflexibles y no conseguir nada.

 

Fallo 7: no recompensar

El primer aspecto es insistir en tengamos cuidado para no reforzar las conductas que queremos eliminar. Esto ocurre algunas veces sin que nosotros mismos nos demos cuenta. Es un trabajo añadido, sí, estar atentos a elogiar el seguimiento que hacen ellos de una norma, pero cada vez que se lo reforcemos, conseguiremos que esa conducta se mantenga con más fuerza.

 

Fallo 8: acabar con actitudes de enfrentamiento más que de cierre

El mejor final es una sonrisa. Las habilidades referidas se utilizarán siempre en situaciones serias, de desacuerdo, de enfrentamiento o crítica; pero esto no es incompatible, más bien todo lo contrario, con acabar con una situación distendida, de reconciliación y alegría. Esto, conseguirá que ellos entiendan que “hablar en serio” con los padres sea un momento agradable, de reconciliación, de negociación y mediación, que cuando sea necesario, querrán volver a repetir.

ESTAMOS AHÍ

CUANDO NOS

NECESITAS

bottom of page